En muchas civilizaciones del mundo antiguo era aceptada la existencia de una nueva vida después de la muerte, así se puede verificar por la arqueología. Un pueblo que ha sobresalido por el culto a la muerte fue el egipcio, que durante muchos siglos desarrolló técnicas para embalsamar y conservar los cuerpos de los muertos en espera de que resucitaran. También elaboraron rituales complicados y conjuros para dar protección a los muertos en aquella su segunda vida. Estos eran enterrados con toda clase de artículos útiles, armas y tesoros para que pudieran aprovecharlos en el más allá. Cabría esperar que el contacto del pueblo de Israel con los egipcios a lo largo de cinco siglos de cautiverio lo hubiera llevado a adoptar sus creencias sobre una nueva vida que había de venir después de la muerte, pero no fue así, básicamente, porque consideraban idolátrico el culto que se rendía a los muertos. El Antiguo Testamento nos revela que el pueblo hebreo no creía que hubiese otra vida que la p